viernes, 11 de abril de 2008

Actualízate: El libro rojo del cibercrimen, la enciclopedia de los delitos por Internet

Como si se tratara de un diccionario, la publicación recoge más de doscientas definiciones sobre malos usos de Internet, desde los distintos delitos virtuales hasta los casos más histriónicos, como los que envían invitaciones para su entierro o los que consultan compulsivamente cualquier síntoma de enfermedad


Bajo el título 'El libro rojo del cibercrimen. Los nuevos ladrones llevan guante virtual', la obra, de Francesc Canals, permite comprobar cómo prácticas milenarias de los humanos, como el robo, la prostitución, la estafa, la venganza o los falsos rumores, se han readaptado y han logrado consolidar su espacio en la red, donde además se goza del privilegio del anonimato.



Del repaso por el mundo de la red, que aparece en el libro, se pueden extraer dos grupos distintos: los que cometen una actividad delictiva grave, como los 'ciberterroristas', los 'atracadores de bancos en línea' o los adictos a pornografía infantil en Internet; y los que llevan a la red sus miedos y obsesiones, como los "cibercondríacos" o los que venden invitaciones para su entierro.


Respecto a la automedicación en Internet, en el libro se recoge también la práctica cada vez más habitual de los hipocondríacos de Internet o cibercondríacos, que son usuarios que utilizan la red de manera compulsiva y temerosa para consultar cualquier pequeño síntoma que sufren en su vida diaria.

Por ello, la red también está plagada de 'cibercuranderos', que prometen curar cualquier tipo de enfermedad a través de 'terapias alternativas, poderes magnéticos o soluciones extrahumanas'.


También hay quien busca coartada en la red para sus infidelidades, quien se sirve de Internet para pillar a su mentirosa pareja mediante el 'espionaje conyugal vía Internet' o quien está incluido en bancos de datos que circulan por el ciberespacio sobre los infieles.

Y como todo en la vida acaba con la muerte, también en Internet hay quien puede disponer de 'cementerios en línea', para escribir un correo electrónico para que el destinatario lo reciba una vez se haya producido el deceso, o quien logra una fortuna vendiendo entradas para su propio funeral.

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